La piel es
la capa que recubre totalmente al organismo humano. A simple vista se pueden
apreciar los diferentes surcos y pliegues que forma (ver diagrama de la página
siguiente). Es un órgano con funciones bien precisas y exclusivas. Es, además,
asiento de muchos síntomas, algunos correspondientes a enfermedades
específicamente cutáneas, pero otros correspondientes a enfermedades internas
que se manifiestan en la piel.
FUNCIONES
BÁSICAS DE LA PIEL.
Protección.
La piel
actúa como elemento defensivo protegiendo de traumatismos e impidiendo la
entrada de sustancias y microorganismos extraños
.
Termorregulación.
La piel
interviene en el mantenimiento de la temperatura corporal constante (a unos 37
°C). El primer mecanismo para combatir los cambios de temperatura es aumentar
o disminuir el flujo de sangre que llega a la piel (vasodilatación o vasoconstricción
periférica). Es conocido el enrojecimiento que la piel experimenta cuando hace
calor, por aumento de la circulación sanguínea, o la palidez que sobreviene
cuando hace frío, por el descenso de dicha circulación. El sudor también
interviene en la termorregulación; al evaporarse al exterior, roba calor al
organismo y hace descender la temperatura corporal.
Sensación. A la piel llegan unas prolongaciones
nerviosas que acaban en los llamados corpúsculos táctiles, los cuales captan y
transmiten al sistema nervioso las diversas sensaciones físicas, permitiendo
al cerebro recibir una sensación de dolor, de presión, de calor o de frío o y
actuar en consecuencia. Gracias a ello, puede desencadenarse, de manera
inmediata, el movimiento reflejo de huida o retirada ante una sensación de
pinchazo, quemadura, etcétera.
Secreción. La piel está dotada de diversos
mecanismos secretorios: las glándulas sudoríparas segregan el sudor. En las
glándulas sebáceas se produce el sebo cutáneo, que actúa como aislante y antiséptico
y suaviza la piel. También segrega la melanina, responsable de la pigmentación
cutánea. Finalmente, la piel produce queratina, una proteína que, a través del
proceso conocido como queratiniza- ción, cornifica o endurece las capas más
externas de la misma y contribuye decisivamente al recambio de sus células.
Descripción
anatómica
Al
microscopio, en la piel pueden distinguirse tres capas superpuestas que, de
fuera hacia dentro, son las siguientes:
Epidermis. Es la parte más externa de la piel. Es un
delgado epitelio, de un grosor similar al de una hoja de papel, compuesto por
una serie de células que están en continua renovación: son los querati-
nocitos. Dispersos entre ellos se encuentran los melanocitos, células
encargadas de producir melanina, y las células de Langerhans, que tienen una
función defensiva. La epidermis se divide en cuatro estratos: basal o
germinativo, espinoso, granuloso y córneo.
La
epidermis no posee vasos sanguíneos ni linfáticos, pero sí una gran cantidad de
terminaciones nerviosas.
Dermis. Es la capa situada bajo la epidermis. Es
rica en vasos sanguíneos y linfáticos y posee abundantes terminaciones
nerviosas (corpúsculos) que recogen la sensibilidad táctil (Meissner), la sensación
de frío (Kraus), y la presión (Pacini).
En esta
capa están situadas también las glándulas sudoríparas, las glándulas sebáceas y
la raíz del pelo. La dermis es un tejido rico en células defensivas, tales como
los mastocitos y los histiocitos, células de soporte como los fibroblastos, y
fibras colágenas y elásticas que confieren a la piel su elasticidad y
flexibilidad.
Hipodermis.
Es la parte
más profunda de la dermis. Es una zona rica en tejido graso, que actúa como un
almohadillado que protege los órganos que se encuentran debajo. Bajo la
hipodermis se encuentra ya el tejido subcutáneo, que constituye el límite
interno de la piel.
La piel que
recubre los orificios naturales del organismo (boca, fosas nasales, etcétera),
cambia su estructura y pasa a llamarse mucosa. La diferencia fundamental entre
la estructura de la piel y la de las mucosas es que éstas, en condiciones
normales, carecen de capas queratimizadas, es decir, su epidermis carece de
estrato córneo y granuloso, lo que le da un aspecto más suave, y sus anexos
son distintos a los de la piel y adaptados a la función de la mucosa concreta
(glándulas salivares accesorias en la mucosa bucal, cilios y glándulas mucosas
en la nasal, papilas gustativas en la lengua, etcétera).
Órganos
anexos a la piel
Insertados
en la piel se encuentran una serie de importantes anexos: el pelo, las uñas,
las glándulas sebáceas y las glándulas sudoríparas.
El pelo. El pelo es una estructura queratinizada y
de forma cilindrica que consta de dos partes: el tallo, la porción de pelo que
sobresale de la piel, y la raíz, que es la parte que se hunde en ella formando
el folículo, estructura tubular recubierta de un saco fibroso que llega hasta
la dermis, donde se ensancha y constituye el bulbo. Las glándulas sebáceas
vierten su secreción en el interior del folículo. Junto a cada folículo se
encuentra un músculo erector del pelo, encargado de enderezarlo ante
situaciones de frío o miedo, acción que da a la piel el aspecto popularmente
conocido como“piel de gallina”.
El pelo
está formado por una zona medular, una corteza rica en melanina, responsable de
su color, y una capa externa o cutícula.
Las uñas. Las uñas son estructuras formadas por
células querati- nizadas que se alojan en la matriz ungular. La parte oculta en
la matriz se llama raíz ungular y la visible, limbo ungular. En su base,
constituyendo un semicírculo de color más claro, se encuentra la lúnula. La
base de piel sobre la que asienta toda la uña se llama lecho ungular.
Glándulas
sebáceas. Las
glándulas sebáceas están localizadas junto al pelo y son, consecuentemente, más
abundantes en las zonas donde hay mayor cantidad (cuero cabelludo, axilas, zona
genital). Están formadas por unas cavidades en forma de sacos, revestidas por
unas células productoras de secreción grasosa: el sebo piloso, que es vertido
al folículo y, a través de él, al exterior de la piel.
Glándulas
sudoríparas. Las
glándulas sudoríparas son unas estructuras tubulares situadas en la dermis que
adoptan una forma en ovillo. Existen dos tipos diferentes: glándulas
sudoríparas apocrinas y ecrinas. Las primeras segregan un sudor espeso,
mientras que las segundas producen un sudor más acuoso y cristalino.
El sudor es
un fluido compuesto fundamentalmente de agua, pero en el que se encuentran
también otras sustancias, como amoniaco, sales, grasas, etcétera. El sudor es
inicialmente inodoro, pero la acción de ciertas bacterias cutáneas lo
descompone y le presta su olor característico. Como ya se ha dicho, la
secreción de sudor es un mecanismo regulador de la temperatura.
muy buen articulo enfermedades checa este tambien enfermedades
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